viernes, 28 de diciembre de 2012

Espejito, espejito ...


¿Cuántas veces es adecuado mirarse en el espejo diariamente? Probablemente no hay un número exacto que ponga un límite pero si usted no puede dejar de hacerlo en cada espejo, vidrio, pantalla o cuchara, tal vez es demasiado. La obsesión por mirar nuestro reflejo ha existido siempre como da cuenta el mito de Narciso. La bruja de Blanca Nieves es otro ejemplo de la obsesión por consultar al espejo y constatar si la imagen que proyectamos es la mejor. Ambas historias nos advierten que la vanidad tiene consecuencias negativas. Sin embargo, ello es justamente lo que se privilegia actualmente. La conducta de mirarse en el espejo constantemente puede revelar una contemplación excesiva de los rasgos físicos o una búsqueda frenética por detectar defectos físicos, signos de la edad o cualquier cambio exterior. Hay una necesidad permanente de confirmar que proyectamos una imagen perfecta, lo que está avalado por la cultura. Es saludable preocuparse por la imagen con mesura, la autoestima física es parte constitutiva de la autoestima global pero no lo es todo como vende la sociedad actual. Hay que aprender a valorar otros aspectos que no se aprecian en el espejo y entender que lo que vemos allí es solo un reflejo y no la esencia de lo que somos.
*Imagen Narciso de Caravaggio

No hay comentarios:

Publicar un comentario